miércoles, 20 de enero de 2010

Genios olvidados 1: Alan Turing


Saludos yusterian@s!:

Tras esta pequeña travesía por el desierto que ha sufrido el blog en la época post-navideña, y el próximo impasse que se avecina por la etapa pre-exámanes, me he animado a inaugurar una nueva sección titulada "Genios olvidados", en la que de vez en cuando hablaré sobre personajes históricos que para mí no han tenido el reconocimiento perpétuo y global que merecen, con creces, por sus vidas y obras. Y es que, como dijo Juan Antonio Cebrián en la entrevista del post que le dediqué, "todos los días perdemos una docena de genios en el anonimato". No es el caso Alan Turing, el personaje que abre el primer episodio de la sección, que sí ha sido reconocido de manera póstuma con alguna estatua y algún premio en su honor... pero aún así, bajo mi modo de ver, no lo es tanto en la sabiduría popular como debiera.

Alan Turing ha despertado mi admiración, no sólo por su contribución a la historia de la humanidad, sino por cómo se le denigró y persiguió hasta provocar que su vida acabara con un trágico desenlace, como era de esperar por parte de los que explotaron su talento y le acosaron hasta la locura para que no compartiera con el mundo sus descubrimientos.

Turing fue un matemático, filósofo, criptógrafo e informático teórico nacido en 1912 en la islas británicas. Gracias a él se sentaron las bases de toda la revolución de la computación y es la persona más influyente en el campo de la IA (Inteligencia Artificial), tema por el cual he podido conocer algo sobre su figura, al tener una especial mención en el libro "Física de lo imposible" de Michio Kaku, (que aprovecho para recomendaros a los amantes de la ciencia ficción en general y de la Física en particular).

Ideó una máquina capaz de realizar una serie de operaciones con alto grado de precisión, que constaba de sólo tres partes, una cinta de entrada, un procesador central (ancestro del chip Pentium y similares) y una cinta de salida. Con este invento fue capaz de enunciar las leyes de las máquinas de computación, determinando su poder y sus limitaciones. Los ordenadores de hoy en día, que están presentes en casi todos los ámbitos de nuestras vidas, obedecen a las rigurosas leyes de Turing, con lo que el mundo digital en el que nos encontramos se debe, en gran medida, a uno de sus padres predilectos, como fue el susodicho Alan.

Si os ha parecido poco, eso no fue lo único que hizo antes de su prematuro adiós al mundo terrenal. Durante la II Guerra Mundial salvó un innumerable número de vidas gracias al desarrollo de "la Bomba", que no fue otra que la máquina capaz de descifrar los códigos nazis encriptados por su artefacto Enigma y con ello, entre otras cosas, engañar a los alemanes sobre la fecha y lugar de la invasión final del país bávaro, jugando un papel fundamental en la consecución exitosa del desembarco de Normandía. Si no hubiera sido por ésto, la intervención de las comunicaciones alemanas no habría sido posible, y de sobra es sabido, que fue un factor fundamental para la victoria aliada... con lo que podríamos apostarnos el dinero del almuerzo a que hoy no vivimos bajo el yugo de una Europa nacional-socialista, en parte por méritos de Sir Alan Turing (el título de Sir se lo pongo yo, que la Reina de Inglaterra ya se ocupa de ponérselo a Beckham...).

Pues lejos de ser aclamado como héroe de guerra y condecorado por ello para disfrute y bienestar económico de sus generaciones futuras... tras la victoria aliada, fue acosado y perseguido hasta la extenuación. Los miembros del gobierno británico, con el beneplácito estadounidense, calificaron el trabajo de Turing como secreto de Estado, dado que estaban en posesión de una ventaja estratégica para ellos primordial en aquella época. Para evitar que el autor del trabajo hiciera ningún tipo de anuncio público acerca de su contribución al final de la guerra y, por supuesto, que no se viera tentado a traicionarles por un mayor precio ofrecido por el enemigo, se llegó a la conclusión de que lo mejor era intentar acabar con su vida, aunque fuera indirectamente, sin mancharse las manos... Se le sometió a amenazas constantes, e incluso se llegó a asaltar su casa. Unas fuentes dicen que fue su amante masculino el que urdió una treta con un ladrón para cometer un robo en la casa... pero otras, a las que doy más credibilidad por la coherencia de los hechos, señalan que el asalto tenía como objetivo confiscarle sus documentos de trabajo y no fueron precisamente perpetrados por su amante. Cuando Turing encontró su casa patas arriba, avisó a la policía para que hiciera acto de presencia en el escenario del crimen, y en lugar de procesar su denuncia, aprovecharon para registrar su casa y "encontrar pruebas" de su presunta homosexualidad, calificada como delito en la Gran Bretaña de aquellos años. No está claro si ésta era su inclinación sexual o si los propios policías aprovecharon el registro para introducir sus propias "pruebas" en la casa de Alan. Lo cierto es que hastiado por el estrés al que se vió sometido, ni si quiera se preocupó de defenderse en el juicio, puesto que dijera lo que dijera... su sentencia estaba dictada desde hacía tiempo.

El juez le condenó a inyectarse hormonas sexuales, que le provocaron efectos secundarios desastrosos, como impotencia, crecimiento de las mamas, etc... gota que colmó el vaso de la gran angustia de la que fue presa... de manera que él mismo puso fin a su existencia dos años después, en 1954 a la edad de 42 años, comiéndose una manzana envenenada con cianuro (existe el rumor de que el logo de Apple de la manzana con el mordisco, no es sino un sentido homenaje a nuestro protagonista).

Espero que este primer post de la sección os haya permitido conocer a Turing o saber algo más de él si ya lo escucháteis nombrar en algún sitio... y que cuando os veáis envueltos en un debate acerca de Bill Gates vs. Steve Jobs... Microsoft vs. Mac... etc., os acordéis de contarle a vuestro interlocutor quién fue el verdadero artifice del universo digital.

5 comentarios:

MSalieri dijo...

Genial idea, yuste-genio inolvidable :D

Espero que no se te olvide incluir en esta lista al gran genio olvidado y nunca recordado Bernardo, el hombre-lobo orángico, que inventó el antídoto verde que le permitía estar cogiendo llamadas y dormir a la vez, y frenaba además el impulso licántropo de devorarnos a todos.

Unknown dijo...

De unos jovenzuelos que introducen aire por el ano a su coleguita a los genios olvidados. Esto es un blog con variedad de temas y lo demas es tonteria. jajaja

Muy gore lo de que te condenen a inyectarte hormonas no? parece sacado de una peli de los Monthy Python xD

David Yuste dijo...

Lo de Bernardo y su antídoto contra el influjo lunar bien se merece un post...tomo nota jajajaja.

Ivan, en el planeta Yuste, al igual que en la Tierra, hay gente pa tó! xD

Lo de las hormonas muy heavy si.... y además... lo normal es que si la homosexualidad estaba criminalizada, les deberían condenar a pincharse testosterona, en lugar de estrógenos para que le crezcan tetas... no??... en fin, cosas que pasan.

Unknown dijo...

pero unas buenas tetacas, al igual que un culazo para forrar pelotas, les ponia palotes!

David Yuste dijo...

Cómo aflora a veces la vena conquense copooooonn! xDDDDDDDD